Se sabe que la preparación de alimentos y bebidas genera lana.
Es un impulso casi natural querer invertir en un restaurante o emprender a la segura en la industria restaurantera.
De acuerdo al último censo económico del INEGI, contribuye en 7.5% en ocupación de empleo.
Y aunque la pandemia les obligó a cerrar por meses, dos años atrás, se facturaron 247 mil 360 millones de pesos, el equivalente al 1.1% del PIB total del país.
La cultura gastronómica de México es tan vasta que los negocios de comida saltan a la vista en todas las esquinas y rincones; Puebla, desde luego, es una referencia obligada para enlistar platillos que hacen agua la boca.
El Chef Dussan como muchos de los que le saben a la cocina, comenzó a trabajar en restaurantes desde los 14 años.
Y aunque la escuela de la vida es la mejor universidad, decidió formalizar su educación y convertirse en chef.
Después de lanzar el birrete al cielo y con el lema si no es hoy ¿cuándo? y si no es aquí ¿dónde? Se dispuso junto con dos amigos a organizar un congreso de tres días sobre gastronomía.
La sede fue el auditorio más grande disponible en ese momento en la Ciudad de Puebla.
Vendieron boletos y lograron que la mismísima orquesta sinfónica del Estado hiciera gala de su magistral ejecución musical el día de la inauguración.
Se esperaba a 2 mil personas en el congreso para sacar los gastos y hacer el negocio redondo, sólo llegaron 500.
Evidentemente mañana nadie entra si no pagan lo que falta de la renta del lugar- les dijo el director del auditorio.
Dussan junto con sus amigos tuvieron que pedir ayuda a los patrocinadores oficiales de la vida:
Sus papás, quienes con las escrituras de su casa en la mano le pidieron una prórroga al director y le hicieron una promesa de pago.
El Chef Dussan empezaba a sus 24 años con una deuda de medio millón de pesos y mucha presión sobre los hombros.
El costo de un evento sin precedentes, cosa que uno de los amigos de Dussan sabía y sin consultar a los otros dos registró el nombre y permanecen a la fecha para sí mismo los derechos.
Pero como no hay mal que por bien no venga, Dussan lo volvió a intentar, pero esta vez la renta fue en el salón de un hotel, invitando a chefs muy distinguidos en el medio, de quienes aún conserva amistad.
El único daño colateral ahí fue una deuda de cerca de 80 mil pesos que pudo cubrir rápidamente.
Animado y sintiendo que ya le había encontrado el modo al negocio, Dussan hace una tercera edición del evento.
Ahora en alianza, en una universidad en Aguascalientes y hasta con firma de contrato y toda la cosa.
Sin embargo a la hora de la verdad, la universidad no había promovido el evento.
El que firmó no era el mero mero para poder celebrar contratos y total que Dussan se quedó ahí tendido en la lona pensando en cuánto le darían por su auto y sus muebles para poder financiarse nuevamente.
Pero como el emprendedor es necio y no se cuece al primer hervor, intentó un nuevo evento en donde salió tablas respecto a la inversión, pero lo más valioso de todo esto es que descubrió que los eventos masivos y los grupos no eran el corazón del negocio, sino las experiencias en corto.
Empezó a hacer recorridos turísticos con cocineras tradicionales y chefs reconocidos para ahora sí saborear a gusto y con tenedor abierto la experiencia.
A la fecha, el Chef Dussan es uno de los mejores impartiendo talleres presenciales y en línea de preparación de alimentos bajo el concepto de Discovereat.
Es propietario de un restaurante mexicano en uno de los corredores gastronómicos más importantes de Puebla.
Es conferencista en foros nacionales e internacionales, asesor de empresas de alimentos y bebidas, catedrático a nivel licenciatura y especialidad.
Bueno, hasta salió en la tele durante casi 4 años como conductor en el programa “Aquí Estamos” y “Puebla es Sabor” en Televisa, y hace mole los domingos.
Yo soy Vianney Hernández para Conhectores y espero que la historia de fracaso que acabas de leer sirva de inspiración para de una vez por todas emprender.