La vida empresarial suele presentar cambios constantes, con la llegada de las nuevas tecnologías, resulta necesario alinearlos a proyectos estratégicos. Es ahí donde radica la importancia de consolidar nuevos hábitos.
En el campo de la mercadotecnia, los cambios son recurrentes. Lo que ayer resultaba de manera exitosa, el día de mañana ya no. Es entonces cuando surgen metodologías que resultan más efectivas y directas. Asimismo, penetran en las diferentes audiencias más rápidamente.
Algo que ocurre en las compañías, es que las personas le temen a lo que desconocen, a romper con su rutina. Lo que les disgusta son los cambios y sentir que pierden el control. Esto genera estrés, incertidumbre y caos.
Recuerdo el momento en que decidimos utilizar vehículos de transporte limpios, tanto al exterior como al interior. La referencia con la que contaba en esa época, era el transporte de Bimbo. Sus operadores bien alineados, uniformados, con la carga en orden y brindando buen mantenimiento.
Y resultó complicado establecer políticas que llevaran a la adopción de prácticas de cuidado a la unidad de traslado por parte del operados. Al operar la unidad o como copiloto, me molestaba. Sin embargo, ahora comprendo que no había una metodología de por medio. Los objetivos no eran claros ni realistas. Por eso, era difícil transmitirlo a los choferes. Pensaba que, con aumentos salariales, era suficiente para que se transformaran mágicamente.
El ingrediente principal es la motivación, sin duda alguna.
Para concretar un cambio, hace falta modificar los hábitos adquiridos, establecer medidas con claridad y precisión, así como evaluarlas constantemente. El secreto para hacerse un hábito son la perseverancia y la constancia. Supone esfuerzo y seguimiento constante a la práctica rutinaria mediante un plan de acción.
Bajo la misma línea que los vehículos, maquinarias o herramientas de trabajo, requieren mantenimiento. Así te ahorras estar remendando, parchando, sosteniendo con alambres y adaptaciones provisionales.
El mantenimiento promueve el orden. Un hábito positivo y la suma de ellos construye una cultura organizacional valiosa.
“El hombre nunca sabe de lo que es capaz, hasta que lo intenta”. — Charles Dickens
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