La columna de hoy viene acompañada de una reflexión, pregúntate si estás listo para ser inversionista en tu compañía. De manera habitual, en las PyMEs, el Director General lleva a cabo una reunión con el departamento de contabilidad y finanzas. En este espacio se revisa el estatus de las ganancias y las pérdidas, el flujo de efectivo y el balance general.
Analizar estos temas con referencia a años y periodos anteriores (mensual, trimestral, semestral, etc.), es una práctica de los buenos directores generales. Además, de considerarlo para medir el presupuesto.
Por otro lado, yo realizo un ejercicio personal en el que le solicito al equipo comercial un reporte de las ventas que ya están cerradas. Esto es, aquellas transacciones que por alguna razón no se lograron facturar y por tanto no se reflejan en las cuentas por cobrar. Esto me da (y te dará), un panorama más amplio acerca del futuro. Incluso puedes considerar realizar un apartado de los proyectos con una certeza mayor al 90% de concretarse en el siguiente periodo.
Hacer esto es aplicable tan solo para ti como CEO, ya que los criterios no son certeros ni válidos. Cuando el responsable de contaduría te presenta el estatus del cierre del mes y le añades tu experiencia, se puede generar un nuevo sistema. Y este te permitirá adelantar o atrasar varias escenas, formando así una versión previa de la película completa.
¡Atención! Esto es válido para una dirección general de tipo cofundador y para una organización familiar.
Si como por arte de magia, este director sale del negocio y es invitado como inversionista externo a una junta para discutir los resultados, podría observar:
- Cuál es el grado de avance real en la profesionalización de la empresa.
- Solicitaría detalles de los resultados, así como un balance general.
- Analizaría los riesgos; de crédito, operacionales, laborales, fiscales y más
- El Retorno sobre la Inversión (ROI por sus siglas en inglés), con ojos de inversionista
Todo esto sin emociones, literalmente un análisis numérico. Ya que, que esto ocurra mágicamente es imposible, pregúntate si estás listo para ser inversionista en tu compañía. Y prepárate para actuar ante ese escenario.