Gran parte de las personas tienen complicaciones para lograr sus anhelos. De hecho, es bastante común que renuncien a sus sueños desde temprana edad. Esto ocurre porque la vida no suele ser sencilla, y sus adversidades hacen difícil mantener el hábito de verse a futuro. Así, no utilizan su imaginación para visualizarse haciendo realidad sus deseos. Por eso, hoy conoce la fórmula para hacer realidad tus objetivos.
Para vivir en plenitud y de forma satisfactoria, es necesario alcanzar los logros, pues el crecimiento es fundamental para ello. En mi experiencia, he atravesado muchos fracasos, pero también logros. Y con esto me he dado cuenta que para completar mis objetivos, he hecho uso de una fórmula que ahora quiero compartir contigo.
La mágica no tan mágica forma para materializar tus sueños
1. Los anhelos y sueños
El comienzo de algo son los anhelos y sueños, que terminan por convertirse en realidad. Lo visible siempre proviene de lo invisible, así lo plantea Tobby Robbins. Y significa que tu mente e ideas es el lugar de donde nacen tus mayores anhelos y sus pasos consecuentes.
Algo indispensable es que esos sueños se transformen en metas que de forma eventual, serán acciones para ejecutar día con día. En el día a día, nuestra mente tiene tanta actividad, que no es raro que olvidemos algunos de los anhelos que tenemos. Por eso, date espacios para crear un diario de metas, así, al anotarlos, los traes al plano físico. Al escribir tus deseos, das inicio al proceso de traerlos a la realidad, y además, esta actividad viene acompañada de claridad.
Ningún sueño es demasiado pequeño ni demasiado grande. Y pueden partir desde dominar una actividad, visitar algún sitio, mejorar un aspecto propio o emprender.
2. Las metas
El siguiente ingrediente de esta receta es trasladar tus sueños a metas. Cuando nos imaginamos cosas, puede resultar complicado trazar un camino para llegar a esas visiones. Sin embargo, si creamos objetivos todo se hace más claro. Para ello, puedes hacer uso del método SMART, que te permitirá asegurarte de que sean específicos y alcanzables en un plazo establecido.
Al crear metas, recibes sentido y dirección en tus proyectos.
3. Realiza una planeación
Ejecutar acciones sin realizar planes es correr el riesgo de fracasar. Planificar te puede servir como una guía para reducir los riesgos. Y también, un registro de las acciones a seguir para enfocarnos en hacer un uso eficiente del tiempo. Traza un plan diario siendo específico en las tareas que necesitas lograr. Y no olvides generar un objetivo que te lleve hacia la mejora.
4. Arranca con las acciones
Ya casi para terminar, emprende acciones. Cuando ya tienes un plan, debes implementarlo; y recuerda que incluso los errores son una manera de emprender. En la ejecución, tendrás que aprender de tus desaciertos, reajustar el plan y vuelta a empezar. No permitas que los fracasos, o el miedo a fallar impidan lograr tus objetivos. Si ya estás en esta etapa, tienes la capacidad para lograr lo que te propusiste.
5. Tus resultados
Esta fórmula es útil para hacerla parte de tu rutina de trabajo en pro de tus sueños. Y te dará una mayor sensación de claridad, enfoque y sobre todo, cosecharás satisfacciones.
Conoce la fórmula para hacer realidad tus objetivos y recuerda, “La visión sin ejecución es alucinación”. – Henry Ford
El autor, Alejandro Valdés Peña es especialista en crecimiento de dueños de negocio y su mail es [email protected]
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