Los analistas políticos coinciden en que es evidente y lamentable la ausencia de propuestas concretas de los candidatos en las contiendas electorales.
Asumiendo que deberían ser estas las que motivan al elector votar por uno u otro.
A cambio, las campañas suelen basarse en destacar las deficiencias del bando contrario bajo la premisa de que el ciudadano se decidirá por el mal menor.
Este fenómeno no es exclusivo de la política mexicana, pero si es particularmente notorio en los procesos electorales en México.
EL PULSO DE LA INDUSTRIA
Salvar al mundo, ¿no es un tema para la política?
El efecto es que el ciudadano, ante la poca claridad de los qués, pero sobre todo de los cómos, prefiere ni siquiera acercarse a las urnas.
O en dado caso emitir su voto por simpatías, antipatías o simplemente por seguir la corriente de sus conocidos o familiares.
Un tema que en la discusión política de México ha estado notoriamente ausente es la protección del medio ambiente, y particularmente, la amenaza del cambio climático.
Y vaya que México tiene problemas gravísimos por ejemplo en la contaminación de ríos y lagos, o en el manejo de los desechos.
Son problemas que sin duda afectan la calidad de vida de millones de mexicanos, y escuchar propuestas de solución al respecto seguramente entusiasmaría a muchos.
Un mayor grado de dificultad, políticamente hablando, es enarbolar la mitigación del cambio climático.
Aun cuando muchas personas podrían todavía no sentirse afectadas directamente por este fenómeno.
Hay países donde el tema de reducir la emisión de gases efecto invernadero tiene una gran relevancia para los ciudadanos.
No cabe duda que, en las elecciones recientes en Estados Unidos, Joe Biden convenció a muchos votantes con su propuesta muy concreta para atacar el calentamiento global.
Claro que la posición de su contrincante, marcada por la ignorancia o desinterés por el tema, le facilitó la tarea.
En Alemania, las propuestas de los partidos rumbo a las elecciones en septiembre de este año compiten por la mejor manera de atacar el fenómeno y evitar una catástrofe global que superaría por mucho lo que acabamos de vivir con la pandemia.
¿Qué partido ganaría?
El partido verde podría convertirse en la fuerza mayoritaria y dirigir el próximo gobierno.
Y aunque las medidas necesarias incluso pueden significar un sacrificio para los ciudadanos, muchos parecen haber entendido que el futuro de las nuevas generaciones depende de estos sacrificios.
Esta es la definición de desarrollo sostenible, y tal parece que finalmente la estamos asimilando.
Las grandes empresas de todos los sectores, incluyendo a los bancos y hasta las empresas petroleras, empiezan a plantear sus opciones para las “emisiones cero”.
Porque los impactos económicos del cambio climático pueden llegar a ser muy significativos, y hay una clara lógica financiera para combatirlo.
Un impulso definitivo para posicionar el tema en los foros nacionales e internacionales lo dieron las manifestaciones de los jóvenes bajo el lema de “Fridays for future” sobre todo en Europa.
Ellos son los principales interesados, y no cabe duda que sus acciones impactaron.
Recientemente, un joven mexicano (que todavía no vota) me preguntó que puede esperar su generación de la política.
Y ante tal pregunta, mi respuesta espontánea fue esta:
Los jóvenes tienen que hacerse escuchar, y no hay mejor tema para ello que asegurar que el mundo del futuro tenga condiciones para que las personas puedan prosperar.
Por Thomas Karig en Conhectores